Anemia y ciclo menstrual

Anemia en la mujer

 

La anemia es más frecuente en la mujer en estado fértil que en el hombre.

Las causas de anemia en la mujer pueden ser muchas, pero las más importantes son una inadecuada alimentación con carencias nutricionales y periodos menstruales largos o con sangrados importantes. Esto lleva a la anemia más frecuente que se produce por carencia de hierro, llamada anemia ferropénica.

¿Qué es la menorragia?

Menorragia es cuando la mujer presenta períodos menstruales con sangrado anormalmente intenso o prolongado que le afecta las actividades cotidianas.

Algunos ejemplos son:

1-Tener que cambiar frecuentemente la protección higiénica cada hora.

2-Levantarse a la noche para cambiar la protección higiénica

3-Periodos que duren más de una semana.

4-Presencia de coágulos sanguíneos importantes.

Si estas situaciones suceden, es probable que tengas menorragia. En estos casos es importante consultar al médico ya que existen tratamientos para ello.

Causas de la menorragia

En algunos casos no se determina la causa de la menorragia, y en otras puede ser consecuencia de desequilibrios hormonales que incrementan el revestimiento del útero que se desprende en cada menstruación. El ciclo menstrual se debe a un ascenso y descenso de diferentes hormonas. 

La menorragia, entre otras muchas causas, también puede deberse a:

1-Una complicación de los dispositivos intrauterinos (DIU)  

2-Fibromas uterinos

3-Pólipos

4-Medicamentos como ej. los antinflamatorios

5-Alteración en la función de los ovarios.

 

Anemia como complicación de la menorragia

Como consecuencia de la importante pérdida de sangre y, por consiguiente, de glóbulos rojos, una de las complicaciones de la menorragia puede ser la anemia.

El organismo necesita utilizar mucho hierro para formar nuevos glóbulos rojos y agota las reservas de este mineral que si no se repone con la alimentación, el cuerpo no puede seguir formando y se produce la anemia por deficiencia de hierro o anemia ferropénica.

Cuando se presenta este tipo de anemia que, en caso de ser leve, puede que no tengas síntomas importantes, pero a medida que avanza puedes tener por ejemplo:

1-Intolerancia al frio.

2-Piel y mucosas pálidas.

3-Uñas quebradizas.

4-Cansancio y falta de energía.

5-Somnolencia.

6-Problemas de concentración.

7-Palpitaciones (latidos fuertes y rápidos del corazón).

Tratamiento de la anemia como consecuencia de la menorragia

En primer lugar lo más importante es que consultes a tu médico y detecten cual es la causa de la menorragia para tratarla y, en segundo lugar, determinar si la anemia es consecuencia de la menorragia o existen otras causas.

Para esto te realizarán un interrogatorio sobre tus antecedentes médicos, por lo que es recomendable que lleves un registro de tus periodos en los que tengas presente: 

1-Regularidad

2-Duración

3-Si se acompañan de algún otro síntoma como dolor

4-Informar si tomas algún tipo de medicamento aunque sea de venta libre

5-Si tienes familiares con problemas de hemorragias.

El médico hará un examen físico y te solicitará algunos estudios de rutina y otros específicos ginecológicos.

¿Qué pasa si la anemia no es por una causa específica de la menorragia?

Si la anemia se debe a la deficiencia de hierro y no existieran causas específicas derivadas de la menorragia te indicarán una dieta adecuada para cubrir las necesidades de tu cuerpo de este mineral, pero en algunos casos es difícil llegar a cubrir estas necesidades ya que el hierro no tiene una buena absorción cuando las fuentes no provienen de las carnes.

En general para absorber mejor el hierro se suele recomendar acompañar las comidas ricas en hierro con vitamina C, como por ejemplo con un jugo de naranja, así como evitar ingerirlas simultáneamente con alimentos que dificultan la absorción del hierro como la leche.

¿Qué sucede si con la alimentación no logro cubrir las necesidades de hierro?

Si con la alimentación no se cubren las necesidades de hierro existen suplementos orales del hierro que se pueden administrar y, en casos de anemias más importantes, existe la posibilidad de hierros inyectables. Lo importante es no tomarlo indeterminadamente y seguir un control de tu nivel de hierro, que se realiza con un simple análisis de sangre, para mantener un nivel óptimo del mineral y no sobrepasarlo puesto que es nocivo en exceso. Para el tratamiento también pueden indicarte vitaminas que ayuden a la producción del glóbulo rojo, como por ejemplo, ácido fólico y vitamina B12, entre otros.