El hierro y la anemia

El hierro un nutriente esencial

El hierro es un nutriente esencial para los seres humanos y, si bien es indispensable para formar los glóbulos rojos de la sangre y no desarrollar anemia, este mineral es necesario para muchas otras funciones vitales de las células de nuestro organismo y por lo tanto su deficiencia provoca otros problemas más allá de la anemia.

Es de suma importancia conocer la función del hierro en nuestro cuerpo para entender qué síntomas y problemáticas se desencadenan por su carencia.

El hierro un nutriente esencial

Las formas de absorción del hierro

La absorción del hierro de los alimentos es un proceso complejo. El hierro que ingresa a nuestro organismo a través de los alimentos puede venir de dos fuentes: de las carnes, -llamado hierro HEM- y de los cereales o vegetales -que es el hierro NO HEM. El hierro HEM tiene una buena absorción en nuestro intestino a diferencia del hierro NO HEM, cuya absorción es baja.

Esto es importante conocerlo ya que todos sabemos que la espinaca tiene alto contenido de hierro pero se absorbe muy poco, entonces estamos creyendo que hemos ingerido una cantidad suficiente de hierro pero no es así.

Si queremos aumentar la absorción del hierro NO HEM deberíamos ingerir los cereales o vegetales simultáneamente con facilitadores de la absorción del hierro como las carnes, la vitamina C -por ejemplo, con un jugo de naranja- y evitar asociarlos con inhibidores de la absorción del hierro como el té, café, nueces, y trigo.

Un lindo ejemplo es la leche materna que, si bien su porcentaje de hierro es menor al de las leches artificialmente fortificadas, la absorción del hierro de la primera es mucho más alta.

 

Los caminos del hierro en nuestro cuerpo

Una vez que el hierro ingresó del intestino a nuestra sangre es transportado a otros sitios por una molécula que se llama transferrina, que actúa como si fuese un carrito.

Luego lo va dejando en las células que necesitan utilizarlo. Lo que no se utilizó se guarda en nuestro organismo en sitios como el hígado, la médula ósea o el bazo.

Este hierro de depósito se guarda en una forma llamada ferritina para que sea seguro, y funciona como reserva por si nuestras células lo necesitan y no contamos con un aporte externo que lo cubra.

Hay una sustancia en nuestro cuerpo llamada hepcidina que regula nuestro hierro y, dependiendo de sus niveles, tendremos más o menos hierro.

 

Existen algunas enfermedades que pueden alterar los niveles de hepcidina hacia arriba o hacia abajo y, por lo tanto, nos puede sobrar o faltar hierro, por lo que no siempre el estado de nuestro hierro depende de lo que comemos.

Deficiencia de hierro

La carencia de hierro en nuestro cuerpo se produce en diferentes etapas.

Cuando nuestro cuerpo requiere hierro y no lo está obteniendo de una fuente externa empieza a utilizar el hierro de reserva, es decir existe, una carencia de hierro pero es suplido en parte por nuestras reservas.

Cuando éstas se agotan y no se solucionó la falta de aporte, estamos frente a un déficit más severo. Muchas veces el déficit de hierro no sólo ocurre por falta de aporte sino porque nuestras necesidades han crecido. La cantidad de hierro que necesitamos varía de acuerdo con nuestra edad, sexo o situaciones particulares, -como el embarazo- donde las necesidades se duplican. Las mujeres en edad fértil son mucho más propensas a la falta de hierro como consecuencia de las pérdidas menstruales o dietas.

En el hombre es menos frecuente, pero pueden observarse en aquellos que llevan un entrenamiento deportivo exigente. La deficiencia de hierro afecta a 2 billones de personas en el mundo, al 25% de la población mundial.

Consecuencias de la falta de hierro

La falta de hierro puede ocasionar:

  • Menor capacidad física.
  • Dificultad para concentrarse.
  • Menor rendimiento escolar o laboral.
  • Alteraciones del crecimiento.
  • Menor resistencia a las infecciones.
  • Trastornos durante el embarazo, parto o postparto.
  • La consecuencia más conocida es la anemia por deficiencia de hierro, llamada ferropénica.

¿Por qué puedo tener deficiencia de hierro?

Hay muchas razones por las cuales puedo tener carencia de hierro, entre las cuales se encuentran:

  • Mala alimentación.
  • Menstruaciones importantes.
  • Pérdidas de sangre inadvertidas o problemas de absorción por enfermedades del tubo digestivo.
  • El uso continuo de ciertos medicamentos.
  • Deportes con alta exigencia física, entre otras.

¿Cómo podemos detectar la falta de hierro en nuestro organismo?

Hay muchos estudios que nos pueden decir cuál es el nivel de hierro en nuestro organismo, ya que esperar a que desciendan los glóbulos rojos estaríamos detectándolo en forma tardía, puesto que cuando bajan nuestra deficiencia es importante y puede haber ya ocasionado daño a nuestro organismo.

Un método práctico es medir la ferritina, que nos dará idea de cuánto es nuestra reserva. Es un análisis simple de sangre y de no existir procesos inflamatorios puede ser bastante útil, particularmente para detectar esta deficiencia en grupos de riesgo como, mujeres en edad fértil, embarazadas, niños, etc.

Después existen otras mediciones que se pueden realizar para orientar al médico al tipo de deficiencia, así como otros estudios para detectar la causa de esta carencia.

  • \El tratamiento de la deficiencia de hierro

Lo más importante es la prevención, ósea tener una alimentación saludable y recibir suplementos indicados por su médico si atraviesa situaciones en que las necesidades de hierro de su organismo superen lo que puede ingerir.

Si la deficiencia de hierro ya está presente su médico le realizará exámenes para valorar cuanto hierro le falta y de acuerdo con su carencia puede modificarle los hábitos alimenticios o requerir suplementos medicinales de hierro, además de tratar la causa de la falta de hierro en el caso que no haya sigo consecuencia de una ingesta insuficiente.

En los casos leves o moderados habitualmente se utilizan suplementos orales, pero en el caso que no lo tolere o sean casos severos se puede recurrir a hierro intramuscular o intravenoso en un ámbito hospitalario.

Luego se realizarán controles para ver si ya tiene los niveles adecuados de hierro y si se llenaron las reservas antes de suspender el tratamiento, ya que si el tratamiento se suspende prematuramente sin cubrir las reservas a corto plazo sufrirá de carencia de hierro nuevamente.

Frente a la sospecha de falta de hierro siempre debe visitar a un médico y nunca debe automedicarse ya que el exceso de hierro es nocivo. Así mismo si le recetan hierro debe mantener los medicamentos alejados de los niños.

Funciones del hierro

Una de las funciones más estudiadas del hierro en nuestro organismo es la producción de hemoglobina que sirve para formar glóbulos rojos

Una carencia de hierro puede producir anemia que es una afección en donde el organismo no tiene suficientes glóbulos rojos sanos.

Interviene también en la formación de otras proteínas como la mioglobina, que se encuentra en los músculos.

El hierro además interviene en muchas funciones de las células y es necesario para el crecimiento y el desarrollo del cuerpo.

La deficiencia de hierro es un problema muy frecuente en la población, debemos aprender para prevenirla y si se presenta detectarla tempranamente para recibir un tratamiento adecuado.

¿Qué es la anemia ferropénica?

La anemia es una enfermedad en la que la sangre tiene menos glóbulos rojos que lo normal. Los glóbulos rojos son los encargados de transportar el oxígeno que respiramos a todos nuestros órganos.

Una de las principales causas de anemia es por falta de hierro lo que se conoce como anemia ferropénica.

¿Quiénes son los afectados por la anemia ferropénica?

La anemia ferropénica afecta principalmente a mujeres en edad fértil, embarazadas, niños y personas de edad avanzada.

Según la Organización mundial de la Salud –OMS- existen 598 millones de niños de edad preescolar y escolar, 468 millones de mujeres y 56 millones de embarazadas con anemia por déficit de hierro a nivel mundial.

Si multiplicamos las personas que tienen anemia ferropénica por 2,5 obtendremos el número de personas con deficiencia de hierro que, por lo tanto, están en riesgo de padecerla.

Estos números son verdaderamente alarmantes teniendo en cuenta que la terapia con hierro solucionaría muchos de estos casos.

Por eso es una prioridad realizar una detección precoz de la carencia de hierro y tratarla antes que ocasione la anemia.

¿Cuáles son las principales causas por las que podemos desarrollar anemia ferropénica?

Existen múltiples causas entre las que nombramos:

Alimentación vegetariana o mal equilibrada.

Periodos menstruales abundantes y prolongados.

Hemorragias internas, muchas veces no fácilmente detectables, como por ejemplo úlceras en el tubo digestivo o enfermedades del intestino.

Uso crónico de algunos medicamentos.

Enfermedades por parásitos.

Deportes de resistencia.

Enfermedades con trastornos de mala absorción intestinal.

Síntomas de la anemia ferropénica

Los síntomas de la anemia ferropénica, entre otras manifestaciones, pueden ser:

  • Cansancio.
  • Somnolencia.
  • Palidez.
  • Aceleración de la frecuencia cardíaca.
  • Caída de cabello.
  • Fragilidad de las uñas.
  • Dolores de cabeza.
  • Hipersensibilidad al frío.

A veces, en los casos de leves a moderados, la persona puede no percibir síntomas.

¿Cómo podemos detectar la anemia ferropénica?

En la visita médica es fundamental un buen interrogatorio y examen físico por parte del profesional que lo podrá orientar a la sospecha de anemia.

Luego se realizarán exámenes de laboratorio fundamentalmente el hemograma que nos dirá, entre otras cosas, cuantos glóbulos rojos tenemos y sus características, ya que cuando falta hierro los glóbulos rojos suelen ser pequeños y decolorados.

Como la falta de hierro es una de las causas más frecuentes de anemia el examen incluirá un estudio de los niveles de hierro en el organismo.

Cuando no está clara la causa de la falta de hierro es probable que se realicen estudios para investigar el origen de esta, como endoscópicos, entre otros.

El tratamiento de la anemia ferropénica

Es importante siempre consultar a un médico que nos detectará cuál es nuestro nivel de hierro y, si está bajo, nos dará el tratamiento adecuado. 

La consulta médica no debe evitarse ya que el riesgo de automedicarnos -si nuestro hierro es normal o alto- es la toxicidad por exceso, la cual puede ser grave.

No se automedique y mantenga los medicamentos que le dé su médico fuera del alcance de los niños.

Si nuestro nivel de hierro es bajo hay que detectar la causa que lo origina y corregirla. Por ejemplo, si existe una inadecuada alimentación hay que brindar un soporte nutricional; si existe una hemorragia oculta detectarla y tratarla.

Luego se deberá aportar hierro para restablecer nuestros valores adecuados, pero para ello primero deberemos saber cuál es nuestro nivel de hierro y cuánto nos falta y, de acuerdo con ello, establecer si es suficiente realizar cambios en la alimentación o se requiere aportar suplementos de hierro.

 

En casos donde nos permita se aportará el hierro en forma oral, ya que existen diferentes formulaciones que han mejorado la tolerancia gastrointestinal y su absorción.

En casos severos o en aquellos en donde no se pueda utilizar la vía oral existen preparados para vía intramuscular o intravenosa en el hospital.

Existen medicamentos que tienen, además de hierro, otros componentes que suelen ser carencias frecuentes asociadas como el ácido fólico o la vitamina B12.

Al tratar una deficiencia de hierro no hay que olvidar de llenar también las reservas para no volver, a corto plazo, a sufrir nuevamente una deficiencia, así como el tratamiento de la causa que la originó.

A medida que avanza el tratamiento se irán realizando controles médicos y de laboratorio para ajustar la dosis de los suplementos y el tiempo que deba tomarlos.

La prevención de la anemia ferropénica

Aunque existe tratamiento para la anemia ferropénica lo adecuado sería prevenirla para evitar posibles consecuencias, teniendo en cuenta además que la deficiencia de hierro no sólo produce anemia sino otras condiciones perjudiciales para nuestra salud.

Para realizar una prevención adecuada hay que considerar como nos alimentamos.

Las carnes rojas son la mayor fuente de hierro de los alimentos y además ayudan a absorber el hierro de otros alimentos.

Existen vegetales con alto contenido de hierro pero no se absorbe adecuadamente.

También debemos tener en cuenta que en determinadas situaciones de la vida las necesidades de hierro varían. 

Hay que destacar que en una mujer cuando se embaraza se duplican las necesidades diarias de hierro y las de ácido fólico se incrementan de 5 a 10 veces, por lo que es importante al momento de planificar un embarazo que se cuenten con las reservas adecuadas para evitar las consecuencias de salud prevenibles.

Si usted presenta alguno de los síntomas mencionados o pertenece a alguno de los grupos de riesgo para desarrollar anemia ferropénica visite a su médico y realice los controles que le indique para cuidar su salud.